Coco
Chanel (Gabrielle Bonheur; Saumur, Francia, 1883-París, 1971) cambio
radicalmente la apariencia de la mujer y sentó las bases de la moda
moderna. Coco Chanel rompió con la opulenta y poco práctica
elegancia de la Belle Époque e inauguró la era de la ropa informal
y cómoda. Conectó con ello con los sentimientos de las mujeres de
los años veinte, que después de la guerra querían vestidos
sencillos, aunque elegantes. Usando materiales baratos y simples, y
con el objetivo de aligerar la ropa, el diseño de sus modelos
eliminó corsés y forros. Todo ello contribuía a dar una mayor
libertad de movimiento al cuerpo, como expresión de las aspiraciones
de la mujer del siglo XX. Delgada, con poco pecho y el pelo corto,
con ropa ancha y cómoda, Chanel se convirtió en el prototipo de
garçonne,
símbolo de la mujer moderna, activa y liberada.
Coco
eliminó la moda recargada que imperaba, diseñando prendas muy
sencillas, cómodas, de líneas rectas, pero con un toque de alta
distinción; su moda fue rápidamente adoptada por el encumbrado
público parisino. Su frase más célebre fue: «Todo
lo que es moda pasa de moda»
o «La moda pasa, el estilo
permanece».
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Coco Chanel |
Cuando
el 28 de junio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Coco se
dio cuenta que los nuevos tiempos exigían un estilo mucho más
deportivo y funcional, adaptado a las nuevas circunstancias. Lo
primero que hizo fue suprimir el corsé del traje femenino para dar
mayor libertad de movimientos a las mujeres. Dos años más tarde
introdujo el punto en sus colecciones, un tejido que nadie había
utilizado hasta entonces para la alta costura pero que encantó a sus
clientes. Con punto confeccionó el jersey, una prenda casi
masculina, que fue seguida de la charming
chemise dress,
un vestido-camisa sin cintura ni adornos que realzaba el busto
femenino, sobre el que se imponía llevar perlas.
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Charming Chemise Dress |
Sus
innovaciones fueron aún más lejos: no sólo se atrevió a acortar
la longitud de las faldas y a descubrir el tobillo femenino, sino que
forzó las mujeres a cortarse el pelo cuando una noche apareció en
la Ópera con el cabello corto. Acababa de crear el estilo garçon,
que marcó el final de una época. Tuvo la audacia de exponerse al
sol cuando el broceado se consideraba sinónimo de plebeyez, y
también de imponer su extrema delgadez (fruto, por otra parte, de
las privaciones que le imponía la guerra) a todas sus clientes.
En
este innovador estilo realizó faldas plisadas de estilo marinero,
trajes de talle bajo, pijamas playeros, impermeables e, incluso,
¡pantalones femeninos! Fue ella quien lanzó el impermeable, los
trajes de tweed
escocés
con bisutería llamativa, el zapato de punta redonda y, por supuesto,
el célebre bolso con cadenitas doradas que se llevaba en bandolera.
Creó también el célebre traje negro (la
petite robe noire)
que, en diversos modelos, ha sido desde entonces portada de todas las
revistas de modas. Y no cabe olvidar el conjunto que lanzó en 1925 y
que se convertiría en la estrella de la firma: un traje con falda y
chaqueta a juego, de manga larga, sin cuello y ribeteado.
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La petite robe roire |
Otro
de los revolucionarios aportes de Chanel a la moda femenina fue el
zapato de tacón bajo. Fue un lanzamiento subversivo, en plena década
de los años cincuenta, cuando los zapatos de tacón de aguja se
hallaban en su apogeo. Junto a Raymond Massaro colaboró en la
creación de un modelo de zapato realizado en dos tonos: el cuerpo y
la parte del talón eran de color beige para alargar ópticamente la
pierna, mientras que la puntera de color negro hacía que el pie
pareciese más pequeño.
Con
todo, el vástago más famoso de la Maison Chanel nació en 1923,
fruto de la unión con Ernest Beaux: el perfume Chanel nº 5. Se
trataba de una mezcla única de aldehídos y sustancias florales
destinada a terminar de una vez con los afectados polvos perfumados
de violeta de las décadas precedentes. Elevado a la categoría de
mito en su tiempo y aún hoy uno de los más vendidos del mundo, su
inmenso éxito facilitó el sostén de su imperio. Fue la actriz
Marilyn Monroe quien convirtió la fragancia en un símbolo cuando,
durante una entrevista, aseguró a los reporteros que unas gotas del
nº 5 era lo único que llevaba puesto para dormir.
Luego
llegaron otros perfumes, el nº 22, el nº 19 (que conmemora la fecha
del nacimiento de Madame), Cristalle y Antaeus (para hombre). Ya
después de su muerte, y Gracias a Karl Lagerfeld, la casa Chanel
pudo recobrar, a partir de 1983, su anterior esplendor. La firma
lanzó en 1984 Coco,
denominado así para continuar con la tendencia impuesta por ella de
asociar su nombre al de sus aromas; y en 1990 nació Egoïste,
una esencia para hombre que consiguió dominar el mercado durante los
últimos años del siglo XX.
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